Mis comienzos en la medicina, no fueron jugando con una bata y una camilla con muñecos cuando era pequeña. Tampoco me vi influenciada por antiguas generaciones, ya que no había médicos en mi familia.
Desde muy pequeña, leía las enciclopedias que tenía mi abuela cuando me quedaba a dormir en su casa, una y otra vez. Y me llenaba de ilusión que me llevaran a la “Feria del libro”, que se celebraba cada año en Buenos Aires, Argentina, país donde nací. Siempre tuve muy claro que mi camino seguiría la rama de las ciencias biológicas… pensé en Astronomía, Bioquímica y Genética.
Rondaba el mes de octubre allá por el año 2005, me levanté como cada día para ir al colegio, cursaba el último año del bachiller en Ciencias Naturales, y le dije a mi madre: voy a estudiar Medicina!!!.
Esa misma tarde me apunté en la Universidad de Buenos Aires, curiosamente era el último día de inscripción.